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La violencia de género en Cuba, un problema silenciado
Cuando discutían, el esposo golpeaba con fuerza el armario de la habitación, pero un día dirigió los puños hacia su rostro. Ismari Brizuela Fonseca ha vivido un largo calvario de agresiones físicas y amenazas. El machismo, y una legalidad que no penaliza con rigor la violencia de género, se combinan dejando a muchas mujeres como ella a merced del maltrato.
“Casi me mata”, recuerda Brizuela de aquella primera golpiza. Al otro día cuando se levantó descubrió que el marido también le había “quemado el monedero con todo el dinero” y le advirtió que “para salir de la casa tenía que pedirle permiso”. En un momento en que el hombre fue a trabajar, ella logró escabullirse.
En 1993 las Naciones Unidas ratificaron la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. La definieron como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico”.
Adolorida y llena de moretones, la mujer buscó la estación de policía más cercana en las calles Cuba y Chacón de La Habana Vieja, pero ni siquiera tramitaron su denuncia. Los oficiales de turno se negaron, al tratarse de un problema de pareja y porque el abusador era miembro del Ministerio del Interior, asegura a 14ymedio.
El machismo, y una legalidad que no penaliza con rigor la violencia de género, se combinan dejando a muchas mujeres a merced del maltrato en Cuba
La abogada Laritza Diversent ha asesorado a varias mujeres maltratadas y confirma a este diario que en el Código Penal cubano no está tipificado el delito de violencia de género ni intrafamiliar. “Se registran muy pocas denuncias y no están catalogadas por el género de la víctima”, explica.
“Por lo general cuando las mujeres acuden a la estación policial a formular denuncias por violencia, no son admitidas por los agentes, bajo el argumento de que es la palabra de uno contra la del otro”, detalla un informe de Cubalex, el centro de asesoría legal que dirige Diversent.
El texto detalla que en el país no se aplica tampoco la orden de restricción o alejamiento, ni otras medidas cautelares para la protección de las víctimas. Una situación que se agrava al no existir centros donde puedan refugiarse estas féminas.
La oficialista Federación de Mujeres Cubanas (FMC) cuenta con 174 Casas de Orientación a la Mujer y la Familia en todo el país, pero ninguna brinda alojamiento.
En 2013 el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la mujer de la ONU cuestionó al Gobierno cubano por no reformar su marco legislativo en aras de proteger mejor a las féminas. La delegación oficial de la Isla lo achacó a que se había hecho “imprescindible priorizar la aprobación de la legislación en materia económica vinculada” a los lineamientos del Partido Comunista.
Laritza Diversent advierte también de la violencia más allá del hogar. “No se habla públicamente del acoso en el ámbito laboral o el acoso callejero que son temas que se están tratando ya en algunos países de América Latina, en los que se están adoptando leyes”, comenta la jurista.
Brizuela no solo ha sido víctima de los golpes. Madre de un niño que padece Síndrome de West, con serio retraso en el desarrollo, su exmarido quiere desalojarla de la casa que les arrienda la Oficina del Historiador de La Habana. El largo litigio por la vivienda, ha estado salpicado de coacciones y nuevos ataques violentos por parte de él.
Cubalex: “Por lo general cuando las mujeres acuden a la estación policial a formular denuncias por violencia, no son admitidas por los agentes, bajo el argumento de que es la palabra de uno contra la del otro”
“Cuando hay dificultades de cualquier tipo: laborales, económicas, de vivienda (…) se generan tensiones y aumentan los conflictos, las crisis morales y de valores”, explicó en una reciente entrevista la doctora Clotilde Proveyer Cervantes, socióloga e investigadora de la violencia de género.
En su opinión, este tipo de maltrato sobre las féminas se ejerce “como una forma de ejercicio del poder masculino” y está legitimado “por la cultura patriarcal”.
La especialista enumeró a 14ymedio las dificultades que encontró para recopilar información sobre violencia de género y en especial sobre el asesinato de mujeres a manos de sus parejas. Después de muchas gestiones, Proveyer tuvo acceso a algunos expedientes de víctimas de estos crímenes recopilados en Medicina Legal.
En América Latina al menos 14 países han tipificado el delito de femicidio, pero Cuba todavía no lo ha hecho. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) reveló que en promedio 12 mujeres son víctimas de femicidio a diario en la región, pero las estadísticas no incluyen datos sobre Cuba.
Las autoridades de la Isla no ofrecen a los organismos internacionales detalles sobre la incidencia del femicidio, la violencia de género ni la violencia doméstica en la Isla. Varios correos electrónicos enviados desde la redacción de 14ymedio a Adriana Quiñones, asesora en América Latina y el Caribe para la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas de la ONU, no recibieron respuesta. Lo mismo ocurrió al intentar contactar a Sharon Grobeisen, oficial de comunicación y medios de la sede de ONU Mujeres.
Durante décadas, los medios cubanos tampoco aludieron a la violencia de género. Solo hace algunos años el tema empezó a colarse tímidamente en la programación televisiva. “Se ha tratado mucho de invisibilizar esa problemática y ocultarla”, opina la escritora y ensayista Ileana Álvarez, residente en la ciudad de Ciego de Ávila.
Álvarez considera que ese flagelo no se extingue por decreto ni porque la Constitución de la República consagre la igualdad de género. “Si existe violencia es porque en realidad no hay igualdad sino discriminación, violentación de los derechos de las féminas y de su integridad”.
Mariela Castro: “Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento”
La escritora dirige la revista Alas Tensas que en su más reciente número dedicó un dossier al tema. Confiesa que “es difícil obtener testimonios porque las sobrevivientes de la violencia temen por su integridad y que el atacante las busque para vengarse”. Para colmo, “muchas veces, la sociedad no juzga al hombre sino a la mujer”, agrega Álvarez.
Al silencio institucional se le agrega la permisividad social ante el problema. “Entre marido y mujer nadie se debe meter” reza un refrán popular que santifica la tendencia a no denunciar o interceder en los maltratos sufridos por amigas, familiares o vecinas a manos de sus parejas o de otros hombres.
En noviembre del pasado año la sexóloga Mariela Castro Espín, hija del gobernante Raúl Castro, negó en declaraciones al diario Tiempo Argentino que en el país se produjeran asesinatos de mujeres.
“Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento”, declaró la directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y agregó que la situación se debía a “un efecto de la Revolución”.
Una afirmación que contrasta con la experiencia de Brizuela . “¿Por qué voy a estar condenada a esto?” se cuestiona la mujer, cuando relata el día en que su exmarido le apuntó con su pistola reglamentaria para infundirle miedo. Desde entonces teme que un disparo, cargado de odio y discriminación, le ponga fin a su vida.
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Nota de la Redacción: este reportaje fue hecho gracias al apoyo del Howard G Buffet Fund for Women Journalists de la International Women’s Media Foundation.