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Las muertes por COVID-19 Ocultas en el Triangulo Norte
La pandemia llegó a Centroamérica en marzo de 2020 y, además de provocar miles de muertes, ha dejado al descubierto la burocracia que en Guatemala dificulta registrar y difundir el número de fallecidos con prontitud, el desorden que impera en Honduras para identificar a los muertos por la COVID-19 y la voluntad del Gobierno de El Salvador de ocultar e incluso manipular información.
En diciembre de 2020, elPeriódico, de Guatemala, El Diario de Hoy, de El Salvador y Criterio.hn, de Honduras acordaron investigar el manejo de datos sobre las muertes por coronavirus en el Triángulo Norte.
En el caso de Guatemala, el Ministerio de Salud y el Registro Nacional de las Personas (Renap) utilizan diferentes rutas para identificar a quienes mueren por COVID-19 en el país. Esto da lugar a que se mantenga una diferencia, que supera el 30 por ciento mensualmente, entre ambas instituciones, lo que significa que por cada cien muertes registradas por el Renap, el Ministerio de Salud solo reconoce 75.
Para El Salvador los procesos son distintos entre las alcaldías y el gobierno central: la investigación tomó datos de 11 de 262 municipalidades revisando cada acta de defunción, mientras las cifras oficiales detallan que de marzo de 2020 al 15 de abril de 2021 fallecieron 2 mil 64 personas por coronavirus, en las alcaldías investigadas se encontraron más de 6 mil 958 muertes relacionadas a la pandemia.
En Honduras, al contrario de El Salvador y Guatemala, cuando alguien fallece sus familiares no acuden inmediatamente a tramitar las actas de defunción. Pueden pasar semanas, meses y años sin que los parientes inscriban el deceso. Esto imposibilita obtener estadísticas ordenadas de los fallecimientos. El reportaje tomó como referencia los datos del Registro Nacional de las Personas (RNP), Medicina Forense y la Asociación de Funerarias. Hasta la segunda semana de abril de 2021, las cifras del Gobierno registraron 4 mil 900 casos de muertes por COVID-19, mientras que las funerarias reportan 11 mil 441 fallecidos.
La recopilación de datos también demostraron la precariedad de los sistemas de salud de los tres países, donde se incumplen los protocolos de bioseguridad para los entierros, no existen entidades gubernamentales con procedimientos ágiles y eficientes para identificar a los fallecidos por la COVID-19, hay escasez de insumos para la atención hospitalaria y un personal de salud que trabaja con muy pocos recursos.
Las investigaciones periodísticas de Guatemala, El Salvador y Honduras evidencian el método que cada Estado está aplicando para elaborar su propia memoria del paso de la pandemia en su territorio, lo que a criterio de expertos consultados servirá para diseñar las políticas públicas para el abordaje de la enfermedad. De cara a estos resultados, ¿cuáles serán las decisiones que tomará cada país?