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Soñaban con una mejor educación pero no los dejaron ingresar a la secundaria en Miami-Dade
Vienen huyendo de la violencia de las pandillas y de regímenes represivos. Vienen huyendo de la destrucción de los huracanes y terremotos en sus países. Vienen en búsqueda de trabajo y educación.
Pero en Miami-Dade, un lugar levantado sobre las aspiraciones de inmigrantes, cientos de adolescentes recién llegados nunca se podrán graduar de secundaria.
En su lugar, terminarán en programas de educación para adultos -algunos de los cuales se imparten en español- en los que aprenden poco inglés. Si tienen suerte, obtendrán el diploma de equivalencia de segundaria, conocido como GED. El camino a la educación superior y un empleo bien remunerado, que por sí es un reto para los inmigrantes, se vuelve aún más difícil.
Por años las escuelas de Miami-Dade han encaminado, y a veces presionado, a inmigrantes adolescentes a estudiar en programas de educación para adultos, según determinó una investigación del Miami Herald y el Nuevo Herald. Aunque el distrito escolar de Miami-Dade insiste en que son los alumnos quienes deciden si inscribirse en esos programas, los propios estudiantes y grupos defensores de derechos de los inmigrantes afirman que no siempre es así.
Algunos inmigrantes adolescentes tratan de matricularse en secundaria cuando llegan a Miami y les dicen que ya están mayores o que no aprobarán los exámenes necesarios para graduarse. Otros se matriculan, pero los mandan a transferirse a un programa GED cuando tienen dificultades en sus clases.
Este año escolar, aproximadamente mil de los 5,000 inmigrantes adolescentes recién llegados que entraron al distrito escolar terminaron en programas GED en español en vez de una escuela secundaria tradicional. Esa cifra no incluye a alumnos que, después de ser rechazados por su escuela local, son inscritos en programas GED y de inglés dirigidos por organizaciones fuera del distrito escolar.
Las autoridades escolares de Miami-Dade consideran los programas GED en español una buena opción para los inmigrantes de 16 y 17 años a quienes ellos preveen se les dificultaría acumular los créditos de secundaria y aprobar los exámenes estandarizados exigidos por el Estado de Florida para graduarse.
“La meta es ofrecer una opción adicional para que los alumnos tengan la oportunidad de obtener un diploma equivalente de educación secundaria ante las engorrosas exigencias de graduación del estado”, dijo Daisy González-Diego, portavoz del distrito escolar.
Pero las escuelas también tienen un incentivo para encaminar a los inmigrantes adolescentes hacia los programas para adultos. El índice de graduación y las calificaciones en las pruebas estandarizadas son factores claves para determinar la calificación que reciben las escuelas por parte del estado. Los inmigrantes adolescentes enviados directamente a los programas de GED no pueden afectar el índice de graduación de una escuela. Y puesto que a los estudiantes de GED no se les requiere tomar las pruebas estandarizadas, tampoco inciden en la calificación general de la escuela.
Los resultados de las pruebas de los inmigrantes no impactan la calificación de la escuela hasta dos años después de su ingreso al plantel, dijeron autoridades escolares.
Una abogada que trató de intervenir a nombre de un inmigrante a quien le negaron la inscripción en una secundaria local aseguró que el personal de la escuela le dijo que estaban preocupados de que la inscripción del joven pudiera afectar negativamente el índice de graduación. La abogada pidió no ser identificada para proteger la identidad del estudiante.
Esa práctica plantea interrogantes legales. Otros sistemas escolares, incluidos distritos en la Florida, han sido objeto de escrutinio e incluso demandados por no permitir que adolescentes inmigrantes se matriculen en la escuela secundaria.
“Es ilegal, no es ético y cambia el futuro de estos estudiantes en muchos casos porque sabemos que a los que tienen un diploma de secundaria les va mejor que a los que tienen un GED”, dijo Tatyana Kleyn, profesora del City College de New York, quien estudia la educación entre los inmigrantes y habló en términos generales. “Estos programas no son un sustituto de la experiencia de la escuela secundaria. Son una versión aguada de eso. No es educación, es preparación para una prueba”.
Una alternativa
Los programas de preparación en español para el GED en Miami-Dade, llamados Sucess Management Academies, se crearon para facilitar a los inmigrantes de 16 y 17 años la obtención de un diploma de equivalencia de secundaria. A diferencia de las pruebas estandarizadas en la Florida, que solo son en inglés, el examen para graduarse con un diploma de GED se imparte en los dos idiomas.
Aunque las leyes estatales no establecen una edad máxima para que los alumnos no asistan a la secundaria, administradores dijeron que a los adolescentes inmigrantes les puede resultar difícil acumular los créditos necesarios para graduarse, especialmente si no traen un buen nivel académico.
“Estos eran estudiantes quienes, en alguno casos, no habían ido a la escuela desde segundo o tercer grado en sus países [y llegan] a una escuela secundaria”, dijo Carlos Ríos, director en la secundaria Miami Jackson Senior High, cuando habló con el Miami Herald/el Nuevo Herald en el curso lectivo 2016-2017. Ríos ahora es director de la secundaria Southwest Miami Senior High.
El programa Success Management Academies (SMA) se ofrece en 11 escuelas secundarias, incluida la Jackson High. A diferencia de muchos programas de educación para adultos, se imparte durante el día en un esfuerzo por dar a los alumnos una experiencia lo más parecida a una escuela secundaria. Los alumnos toman clases en español en preparación para el GED, así como cursos de inglés como segundo idioma. Los estudiantes visten uniforme escolar y pueden participar en clubes y otras actividades extracurriculares, según el distrito escolar.
Para algunos adolescentes, los programas de educación para adultos como el SMA son una buena opción porque les da flexibilidad de trabajar mientras estudian y les permite entrar a la fuerza laboral más rápido. También pueden ofrecer un entorno más familiar.
Las hermanas Lucía y Francisca Rondóm se matricularon en la Jackson High a los 16 y 17 años, respectivamente, cuando llegaron a Miami desde República Dominicana. Como en esa escuela eran víctimas de bullying, se alegraron cuando, en menos de un año, les dijeron que se transfirieran a un programa SMA.
En la otra escuela “había algunos maestros y estudiantes discriminatorios. Pero aquí te ligas con latinos que te ayudan”, dijo Francisca. “Desde que yo empecé fue chévere”.
Las hermanas Rondóm trabajaban en un supermercado local empacando artículos mientras estaban inscritas en el programa y al final recibieron su GED en español.
Joey Bautista, entonces director del Centro de Educación para Adultos de Miami Jackson High, dijo a el Herald/el Nuevo Herald en el curso 2016-2017 que, aunque el programa SMA intentan ayudar a los alumnos a mejorar académicamente para que logren ir a un college comunitario o una escuela técnica, muchos de los adolescentes le dijeron que su prioridad era trabajar.
“Nadie sale de su país a nado o en un bote, camina muchas millas y días bajo circunstancias extremas porque quiere una mejor educación. Eso lo pueden conseguir en su país”, dijo Bautista. “Hacen todo eso porque están buscando trabajo. Vienen aquí con esperanza financiera”.
(Bautista fue despedido posteriormente de la Jackson High por un asunto no relacionado tras ser arrestado en agosto del 2017 por supuestamente usar fondos del distrito escolar para pagar a su trabajadora doméstica. Se declaró inocente y el caso está pendiente).
Sin embargo, la mayoría de los 25 estudiantes entrevistados para este reportaje dijeron que la educación sí fue una de las razones que los motivó a dejar sus países. Guardaban la esperanza de algún día ir a la universidad en Estados Unidos y así obtener una profesión bien remunerada.
Y aunque la educación no es igual en todos los países, la mayoría de los estudiantes entrevistados había completado el octavo grado o al menos algunos estudios de secundaria antes de llegar a Miami.
Resultados inciertos
Cuando Ricardo Olivera se mudó de Cuba a Miami-Dade a los 16 años en el 2015 pensó que se iba a matricular en una escuela secundaria, cursaría clases de inglés y haría amigos con quienes practicar el nuevo idioma. Estaba especialmente entusiasmado por estudiar ciencias, su asignatura favorita, porque soñaba con ser médico.
“Yo quería inscribirme en las clases regulares para coger más rápido el idioma”, dijo Olivera.
Pero cuando Olivera se presentó en la secundaria de su vecindario le dijeron que a su edad sería muy difícil aprender inglés y aprobar los exámenes necesarios para graduarse. Lo enviaron a un programa SMA en la secundaria Miami Springs Senior High para obtener un GED en español. Ocho meses después, Olivera se sentía desilusionado del poco inglés que había aprendido.
“Estamos un poco aislados del resto de los estudiantes en la [escuela] regular”, dijo durante el año escolar 2016-17. “Es mejor que estuviéramos más juntos”.
Al final, Olivera obtuvo su GED y consiguió empleo en manejo de carga en el Aeropuerto Internacional de Miami. Se matriculó en clases de inglés en el Miami Dade College, pero como el programa SMA no lo había preparado lo suficiente, tuvo que inscribirse en el primer nivel.
Aunque Olivera, quien ahora tiene 18 años, todavía sueña con ir a la universidad, piensa que lograrlo se ha vuelto “un poco más complicado”.
Un administrador de una universidad local que pidió no ser identificado al no estar autorizado a hacer declaraciones públicas, dijo que muchos inmigrantes adolescentes que asisten al college para estudiar inglés tras obtener el GED, gastan casi la totalidad de los fondos de sus becas Pell -subsidios federales para alumnos de bajos ingresos- en clases de inglés y, consecuentemente, no pueden costear el resto de los estudios.
Pero la deficiencia en el manejo del inglés no es el único factor que afecta a estos alumnos. Expertos dicen que a los adolescentes se les puede dificultar lograr sus metas universitarias y profesionales sin un diploma regular de educación secundaria.
“Cuando se habla de igualdad para todos los estudiantes es importante saber que un GED no es equivalente a un diploma de escuela secundaria”, dijo Mari Corugedo, directora de la League of United Latin American Citizens de la Florida (LULAC) y profesora de inglés como segunda lengua. “Los muchachos necesitan tener la oportunidad y los recursos para aprobar la educación secundaria, no importa a la edad que comiencen”.
Y muchos alumnos matriculados en los programas de GED en español en Miami-Dade de hecho ni siquiera se gradúan con un GED.
Menos de una tercera parte de los alumnos matriculados en el programa SMA aprobó el GED durante el curso escolar 2016-17, según información recopilada por administradores del distrito escolar. El examen GED es administrado por una empresa privada, por lo cual las escuelas dependen de los estudiantes para saber los resultados. Es probable que más estudiantes hayan aprobado el GED después de que el distrito escolar computara los resultados reportados, dijo González-Diego, vocera de las escuelas.
La funcionaria escolar enfatizó que en Miami-Dade el índice de graduación con un título de GED entre los alumnos del programa SMA es superior al índice en la Florida, donde aproximadamente 16 por ciento de los alumnos de GED aprobaron el examen.
En comparación, en las escuelas secundarias tradicionales en la Florida, la tasa de graduación en el curso 2016-2017 alcanzó un 82 por ciento.
Las calificaciones
Los críticos sostienen que las escuelas secundarias a menudo envían a los inmigrantes a los programas de GED preocupadas por su propio bien, ya que la disminución en el índice de graduación y en la aprobación de pruebas estandarizadas afectan la calificación que reciben del estado.
Esto puede tener consecuencias serias, e incluso determinar si una escuela permanece abierta bajo la misma administración. En la Florida, la evaluación y remuneración de los maestros también se ven impactadas por los resultados de las pruebas estandarizadas.
“Esa es la raíz del problema, en mi opinión, el sistema que usa el estado para calificar a las escuelas”, dijo Julio Calderón, un activista de la Coalición de Inmigrantes de la Florida que ha trabajado con familias a cuyos hijos les negaron matricularse en centros escolares tradicionales. “Si pudiéramos cambiar ese sistema, probablemente veríamos más estudiantes inmigrantes en aulas regulares”.
El año pasado, a varios alumnos haitianos los sacaron de la secundaria Miami Edison Senior High después de reprobar una prueba estandarizada, según Carlos Salomon, un pastor haitiano a quien los alumnos contactaron en busca de ayuda.
Renande Courtois estaba entre ellos. La joven se matriculó en la Edison High a los 17 años y, un año después, mientras cursaba el 12 grado, reprobó el examen.
“No nos dieron una opción, no me dieron ninguna asistencia”, dijo su padre Jean Renel Courtois, en creole. El distrito escolar no ofrece programas de preparación para el GED en francés o creole, porque la prueba para graduarse con un GED no se puede tomar en esos idiomas a nivel local. Courtois no sabía que el distrito ofrecía programas de GED en inglés, por lo cual terminó matriculando a su hija en un centro privado de GED en inglés que se le dificultó pagar.
González-Diego dijo que el distrito no estaba al tanto de las quejas en la Edison High, pero de ser ciertas, no encajan “con nuestras políticas y procedimientos”. La portavoz dijo que las escuelas no toman en cuenta el índice de graduación y las calificaciones en las pruebas cuando ofrecen programas GED a un estudiante, sino solamente si los programas pudieran ser del interés de los alumnos. Los inmigrantes adolescentes tienen “un impacto relativamente bajo sobre el rendimiento de la escuela”, agregó la vocera, porque sus resultados en los exámenes no se toman en cuenta para la calificación de la escuela durante dos años después que llegan al plantel.
Si un adolescente inmigrante se transfiere a un programa GED, eso tampoco beneficia el índice de graduación de las escuelas porque todavía cuenta como no graduado. Sin embargo, información analizada por el Herald/el Nuevo Herald sugiere que la mayoría de los adolescentes clasificados como Aprendices del Idioma Inglés (ELL) matriculados en programas GED entre el 2010 y el 2016 fueron directamente a esos programas cuando llegaron a Miami.
Los alumnos ELL representan una gran mayoría de los adolescentes matriculados en todos los programas de GED en el distrito escolar, aproximadamente 70 por ciento entre el 2010 y el 2016, según las cifras analizadas para este informe.
Sin opciones
La ley obliga a las escuelas públicas a aceptar a todos los alumnos, sin importar su estatus migratorio o su nivel de inglés. Según la ley federal, las escuelas tienen que ayudar a los que no saben inglés a superar las barreras del idioma para que tengan acceso a todos los programas educativos.
Sin embargo, las escuelas públicas en por lo menos 35 distritos escolares en 14 estados han desalentado o impedido a inmigrantes adolescentes matricularse o los han empujado a programas alternativos, según una investigación del 2016 de The Associated Press.
Autoridades escolares de Miami-Dade subrayaron que las escuelas trabajan con los inmigrantes y sus padres para ayudarlos a decidir si se inscriben en un programa GED, pero la gran mayoría de los alumnos entrevistados para este reportaje dijo que no tenían claro que esta era una opción.
“Algunas veces, la forma en que [los estudiantes] hablan del consejo que les dieron suena como que fue una orden: Debes ir a un programa de GED”, dijo José Cruz, entonces consejero escolar del programa GED de la secundaria Jackson High, durante el año escolar 2016-2017. Cruz ya no trabaja en la escuela. “¿Pueden los alumnos exigir quedarse en la escuela? Estos muchachos son de familias que no tienen raíces en el país, de manera que nadie va a ir [a la escuela] a discutir estos asuntos”.
Vanessa Canizalez, quien estaba a punto de cumplir 17 años cuando emigró de Honduras a Miami, dijo que no le dieron la opción de decidir cuando le dijeron que se matriculara en un programa GED. Canizalez había tratado de inscribirse en la secundaria de su vecindario, Westland Hialeah Senior High, para aprender inglés, pero dijo que la rechazaron.
Canizalez se sintió aislada en el programa SMA de la Miami Springs Senior High.
“Estamos en la misma escuela pero cuando salimos a comer no comemos con [los estudiantes] la escuela [regular]. No hacemos las mismas actividades que hace la escuela [regular]. Todo es aparte”, dijo. “Todos los inmigrantes venimos a este país a lograr algo que tal vez en nuestros países es inalcanzable. Me gustaría hacer algo por ellos, como un programa en el que sientan que este país también es de nosotros… Y que se sientan iguales a las demás personas y que no los discriminan”.
Grupos de asistencia legal y que representan a inmigrantes en Miami-Dade dijeron que los estudiantes con quienes trabajan han tenido experiencias similares cuando tratan de matricularse en una escuela secundaria.
Jonathan Fried, director ejecutivo de We Count!, una organización proinmigrante con sede en Homestead, contó que al menos cinco adolescentes han pedido ayuda a su organización después que fueron rechazados en secundarias locales.
Fried trató de intervenir a nombre de una de los jóvenes y llamó a autoridades del distrito escolar, quienes le dijeron que la adolescente debía haber sido aceptada. Pero cuando la adolescente regresó a la escuela con esta información, de todos modos le impidieron asistir a clases. La joven terminó tomando clases de inglés por la noche en un programa de educación para adultos.
Fried dijo que entiende las dificultades de educar a adolescentes recién llegados al país. Su organización ofrece clases de inglés por la noche dos veces a la semana. Muchos de los jóvenes que asisten a las clases son indígenas -el español no es su primer idioma- y no tienen educación de nivel secundario, explicó.
Pero el sistema escolar tiene la responsabilidad de encontrar una solución, opinó Fried.
“Nadie ha dicho que esto es fácil para el sistema escolar. Yo sé que integrar a los estudiantes recién llegados es un reto”, dijo Fried. “Pero el sistema escolar tiene que hacer frente a esta situación creando programas adecuados”.
En la Florida, los distritos escolares de los condados Palm Beach y Collier han sido demandados por negar a inmigrantes adolescentes la inscripción a la escuela secundaria.
Hace dos años, el grupo nacional de defensa de derechos civiles Southern Poverty Law Center (SPLC) presentó una demanda contra el sistema escolar del Condado Collier por prohibir a algunos adolescentes recién llegados al país matricularse en secundarias y enviarlos a programas de educación para adultos.
“Tienen que aceptar a los alumnos que llegan a sus puertas”, dijo Michelle Lapointe, subdirectora en funciones de asuntos jurídicos del SPLC. “Los educadores tienen la responsabilidad de encontrar el mejor programa para educar a esos estudiantes, pero primero tienen que permitirles matricularse”.
Un abogado del distrito escolar de Collier declinó hacer declaraciones para este reportaje, citando el litigio pendiente. En una moción para desestimar la demanda, el distrito alegó que los adolescentes inmigrantes no cumplían los requisitos para entrar a la educación secundaria porque tenían años de atraso académico.
En Miami-Dade no está exactamente claro cuántos adolescentes inmigrantes han terminado en programas de educación para adultos en años recientes. Los alumnos que se inscriben en clases para el GED en inglés impartidas por organizaciones fuera del distrito escolar, no se reflejan en los datos proporcionados por el sistema escolar. En el Miami Dade College, por ejemplo, un promedio de 100 adolescentes nacidos fuera de Estados Unidos se matriculan todos los años en programas de GED.
La información del distrito escolar muestra que entre el 2010 y el 2016 al menos 2,000 menores de 18 años que estudiaban inglés como segundo idioma estaban inscritos en programas de GED. La información sólo incluye el país de nacimiento de aproximadamente la mitad de los jóvenes, de los cuales el 25 por ciento vino de Cuba. Los demás alumnos son de casi todos los demás países de América Latina y otras partes del mundo, en porcentajes menores.
Después que el Herald/el Nuevo Herald indagaron sobre las normas del distrito escolar para la inscripción de adolescentes inmigrantes en programas de educación para adultos, la portavoz González-Diego dijo que el distrito planea hacer revisiones al programa SMA.
“Aunque el programa se creó con buenas intenciones, se pueden tomar pasos para asegurar su integridad”, dijo. El distrito escolar ahora exigirá la verificación del consentimiento de los padres para inscribir a estudiantes en un programa de GED. Además capacitará al personal en el protocolo de inscripción y emitirá una directiva a las escuelas.
Sin embargo, para algunos alumnos es demasiado tarde.
Diana Oliva tenía 15 años cuando emigró de Honduras a Miami en el 2013 para reunirse con su madre. “Yo siempre decía que en los Estados Unidos la educación iba a ser mejor y tenía muchas oportunidades de aprender más”, dijo durante el curso escolar 2016-2017.
Oliva asistió dos años y medio a la Jackson High -lo suficiente para que sus calificaciones en las pruebas estandarizadas comenzaran a contar para la calificación estatal de la escuela- pero, a punto de cumplir 18 años, estaba apenas en décimo grado. Las autoridades escolares la enviaron a un programa GED.
“La verdad, mi mamá no se reunió con ninguno de los maestros. Solamente le dijeron que tenía que venir al programa a matricularme, y al día siguiente vino y me matriculó aquí”, dijo.
Oliva dijo que sus padres “nunca estuvieron de acuerdo” en enviarla al programa de GED.
A Oliva le gustó mucho asistir a la secundaria. En el programa SMA sentía que estaba aprendiendo poco. De hecho, estaba preocupada porque se le estaba olvidando el inglés que había logrado aprender en la escuela tradicional.
“Yo hablaba un poco de inglés, ya se me estaba pegando”, dijo en español. “Pero ya se me están olvidando algunas cosas”.
Oliva terminó abandonando el programa.