Desde niña, el periodismo se convirtió en mi profesión soñada. Mi abuela me enseñó a leer con periódicos y a reconocer el valor de la fotografía como una herramienta documental. “Al escribir, las historias no se olvidan. Nunca dejés de aprender para escribir”, fue su enseñanza llena de sabiduría.
Al llegar a casi tres años de dedicarme a esta carrera, he podido confirmarlo. Como periodistas es de vital importancia involucrarnos en espacios de aprendizaje, y afinar nuestra mirada humana.
El curso Periodismo Más Incluyente de la International Women’s Media Foundation me llevó a un período de reflexión y de acción. Si bien me he dedicado a la cobertura de género y diversidad sexual, considero que las charlas con expertos y otros colegas de la región enriquecieron mi conocimiento. También me ha retado a pensar fuera de la caja, y cuestionarme aún más sobre la realidad de mi país.
Considero que este tipo de talleres son importantes para que los periodistas y medios de comunicación dejen de decir que “hallaron a una mujer muerta” o que “fue un crimen pasional”, por ejemplo, y explicar de manera rigurosa una problemática social. Y aprovecho el espacio para invitar a los periodistas de mi generación a seguir buscando espacios de aprendizaje, sin miedo al éxito.