Bitácora de un país loco. (Spoiler: seguimos luchando)

Esta oportunidad de poder formar parte de un espacio que le apuesta a un periodismo más humano ha sido dolorosa y frustrante por dos razones: Romper la burbuja de privilegios en la que estamos inmersxs para quitarnos los lentes rosados y ver la realidad en la que estamos, es doloroso. Creo que nos cuesta dimensionar la gravedad de la crisis comunicacional en este país.

Y esto me lleva al punto dos: La frustración. Esa impotencia de querer hacer bien las cosas, de querer hacer en este país un periodismo más empático y respetuoso es, de verdad una tarea titánica pues nos enfrentamos a varios monstruos, que cada que pueden usan su poder para impedir que esto pase.

Sin embargo, en este caminar me encontré con una nueva yo, más consciente. Y es eso precisamente, reconocernos como sujetxs transformadores, agentes de un cambio real, reconorcernos como la generación que viene a romper paradigmas y lineas para crear las suyas partiendo de la empatía y el respeto.

Estar en este espacio, reinvindicó mi lucha y me hizo entender una cosa: El futuro tiene que ser feminista. Hoy me siento aliviada porque en el transcurso de las clases vi a mis colegas mujeres denunciando lo que les pasaba en sus trabajos, y es precisamente esa fuerza la que tenemos que brindar y acuerpar si le queremos apostar a un periodismo respetuoso y digno para nosotras.

Doy infinitas gracias a la Pacha que hizo que mi camino coincidiera con este espacio. Me siento aliviada al saber que hay más personas que le apuestan a un periodismo más inclusivo, respetuoso y empático.