Cambia lo que puedas

Durante los meses del programa Exprésate han pasado muchas cosas. Algunas positivas y valientes, como la despenalización del aborto y del matrimonio igualitario en varios estados de México o les atletas protestando contra la violencia de género, defendiendo los derechos de las mujeres a portar uniformes que no las sexualicen y haciendo visible a la comunidad de la diversidad sexual.

Otras malas, como las variantes Delta y Lambda del coronavirus, el incremento descontrolado de los feminicidios —incluso de niñas— y la vuelta del Talibán al poder en Afganistán.

Exprésate me enseñó a ver fenómenos como estos con otra mirada. Una más dispuesta a reconocer y cuestionar mis propios privilegios. Una mirada más consciente de que esos mismos conflictos afectan de forma diferenciada a hombres, mujeres y personas de la diversidad sexual, a personas de determinadas religiones, razas o condiciones socioeconómicas. A entender que las mujeres hemos sido oprimidas históricamente por la forma patriarcal en que opera el mundo, pero no somos las únicas, no siempre somos las más afectadas y muchas veces somos nosotras las opresoras.

El programa fue mi primer acercamiento académico-profesional y más de largo plazo a cuestiones de género. No me asumo feminista porque hacerlo implica tener conocimientos y adquirir compromisos que no creo estar lista para asumir. Pero gracias a esta capacitación estoy formando mi postura, al tiempo que tomo distancia y cuestiono aspectos y prácticas proclamadas ‘feministas’ con las que no coincido. Me alegra estar haciéndolo de manera consciente y con una mente abierta.

Estoy aprendiendo que la perspectiva de género y diversidad —aplicada al periodismo o cualquier ámbito— es una herramienta. Y como todas las herramientas, puede reparar pero también de dañar: excluir, borrar o violentar. Por eso quiero seguir formándome, leyendo, capacitándome.

Por ahora, termino el curso con una certeza: se trata de cambiar lo que puedas. Pero estar dispuesta a cambiar.

El periodismo con perspectiva de género y diversidad —igual que el lenguaje incluyente— no cambiará el mundo. Pero sí ayuda a hacer parte del mundo a quienes hoy son invisibles en él.