Crónica de una pandemia anunciada

Personal del aeropuerto en El Salvador un día después del cierre de fronteras debido al Covid-19.

Eran las 6:00 am del Miércoles 11 de Marzo del 2020. Mi alarma sonó y la apagué rápidamente para no despertar a Rubi. Había dejado un día antes mis cosas acomodadas, todo lo que tenía que hacer era arreglarme y salir. A las 6:30 ya me esperaban en el lobby, y en menos de 5 minutos íbamos saliendo rumbo a nuestro destino: Jiquilisco.

El viaje no duraba mucho pero el día sería largo, y queríamos aprovecharlo. Después de un rápido desayuno, llegamos a una gasolinera en la entrada del pueblo donde íbamos a encontrarnos con Henry. 

Henry es un chico de 27 años pero que aparenta menos, su cara aún guarda esa inocencia que cargan los niños en su mirada. Al llegar a su casa Henry, nos presentó a su madre Rosa.

La historia de Henry es una historia de perdidas que guarda mucha esperanza. Cuando él tenía 16 años fue diagnosticado con una Enfermedad Renal Crónica muy avanzada después de haber colapsado durante un partido de futbol. Para ese entonces, su padre, ya tenía la misma enfermedad. Más de 10 años, y su diagnóstico sigue siendo el mismo. Las causas son inciertas, los estudios descartan que sea un caso hereditario y 6 miembros de su familia han fallecido por lo mismo. 

El día resulto agotador y no precisamente por el calor abrasador, sino por la realidad tan agravante a la que nos enfrentábamos. Solo bastaba alejarte un par de cuadras entre casa y casa para ver que la situación se repetía una y otra vez.

Santos Eligio González, 73. Muestra la fístula arteriovenosa que le ayuda a recibir su tratamiento de hemodiálisis.

María, 60. Tomando diálisis en casa. Santos, 73. Tomando diálisis privada dos veces por semana en un hospital. Dinora, 42 y Leonor, 55. Enviudaron después de que sus maridos murieron por falla renal.

Fue justo antes de entrar con Leonor, mi ultima entrevista del día, que el presidente Nayib Bukele comenzó a dar un anuncio oficial. Entré a su casa sin saber qué el mundo comenzaría a cambiar rápidamente a partir de ese momento.

El regreso a la capital fue rápido, Bukele acababa de anunciar el cierre de fronteras a todo el extranjero y nos preguntábamos qué implicaciones tendría esto. Al llegar al hotel encontré a todo el equipo reunido viendo el discurso de Donald Trump. Intentamos continuar con nuestra rutina y me fui a dormir intentando de no pensar mucho en el futuro.

Al día siguiente, se nos comunicó que íbamos a comenzar a regresar a nuestros respectivos países. Y con la tristeza de poner en pausa nuestros proyectos, sabíamos que era también la decisión correcta pues no sabíamos a qué velocidad seguirían cambiando las cosas.

El mundo entero ha puesto en pausa la vida como la conocíamos hasta ahora; la comunicación, el trabajo, las relaciones, la rutina, ha cambiado. Y me pregunto constantemente: ¿Cómo el Covid-19 puede impactar la vida de las personas en Jiquilisco que llevan viviendo desde hace años su propia pandemia? o, ¿Qué cambios veremos en la sociedad una vez que esto termine? Preguntas aún sin respuesta, mientras que hoy desde México veo crecer a una pandemia anunciada.