Imagina que estás trabajando en la redacción un día como tantos otros y recibes una llamada de una mujer; supongamos que se llama Ema. Te pide apoyo porque quiere dar a conocer lo que ha vivido para lograr que las autoridades investiguen de manera pertinente su caso. Te explica que tiene 25 años, vive en la capital del país, aunque nació en un municipio lejano del cual salió hace ya varios años para tratar de superar la pobreza. En la actualidad, ella y Raquel, su pareja, quien vive con discapacidad motora, comparten una casa en una zona marginalizada. Hace pocos días atrás ambas fueron atacadas por un grupo de hombres quienes las persiguieron y hostigaron durante una cuadra hasta que ellas llegaron a su casa. Las insultaron por su orientación sexual y les dijeron que no eran bienvenidas en el vecindario y que si no se mudaban “volverían por ellas”. Ambas acudieron a las autoridades para denunciar la violencia de la cual fueron objeto y solicitar protección, pero quienes las atendieron, les dijeron que no había delito que denunciar porque “solo las habían insultado” y que, además, “no tenían golpes”.
Ema te pide apoyo porque teme que esos hombres vuelvan y cumplan las amenazas. Teme, más aún, porque las autoridades no les quisieron brindar protección.
Tú decides apoyar a Ema, pero ¿cuál va a ser el enfoque noticioso que decidirás priorizar? ¿Dirás que se cometió un crimen de odio contra Ema y Raquel? ¿Destacarás la omisión del Estado en este caso? Puede ser que decidas destacar que por vivir en un área marginalizada ellas han sido víctimas de violencia social, o tal vez, hagas alguna alusión a la discapacidad motriz de Raquel.
Sin embargo, si al redactar tu reporte no consideras cómo las distintas formas de discriminación y opresión se entrecruzan, se conectan en el marco general de desigualdad y afectan de forma particular a Ema y Raquel, en el mejor de los casos, tu enfoque será incompleto. Me atrevería a decirte, además, que estará sesgado porque va a reflejar una sola arista del problema y no cómo diversos factores se interrelacionan y afectan de manera distinta a cada persona. Por eso el tratamiento de cada historia deberá incluir este enfoque diferenciado.
Preguntarse por lo “otro” en cada situación
En el caso de Ema y Raquel, confluyen distintos marcadores de diferencia tales como ser mujeres (género), empobrecidas (condición socioeconómica), lesbianas (orientación sexual) y una de ellas vive con discapacidad motriz. Cada uno de esos marcadores se interrelaciona con los demás, genera nuevas desigualdades y así agudiza o multiplica la discriminación.
Por eso resulta tan importante no analizarlos por separado, ni concentrarse en uno solo de dichos marcadores. Nuestras experiencias diarias hacen que asumamos diferentes roles de acuerdo con el contexto. Es decir, no somos sólo mujeres u hombres o personas diversas, además, pertenecemos a una clase social, nos movemos en determinadas pautas culturales, diferimos en edades, entre otras. En ese sentido, si decides reportar como un caso de crimen de odio lo que les sucedió a Ema Y Raquel, sin mencionar que ellas además son mujeres empobrecidas, y una de ellas vive con discapacidad, no reflejarás de manera pertinente la situación de las personas que quieres retratar.
Este enfoque o perspectiva para analizar experiencias donde se interconectan distintos ejes de diferencia se denomina interseccional. Fue acuñado en 1989 por la abogada Kimberle Crenshaw quien, para defender a mujeres trabajadoras negras en Estados Unidos que habían sido discriminadas a la hora de su contratación, necesitaba crear un concepto que le permitiera explicar de qué manera se conectan —y no se excluyen entre sí— la raza y el género.
¿En qué consiste, entonces, mirar “lo otro” de cada situación? Ésta es una invitación que formula Mari Matsuda. Ella decía, “la manera en la que trato de entender la interconexión de todas las formas de subordinación es a través de un método que llamo ‘haz la otra pregunta’. Cuando veo algo que parece racista, pregunto ¿dónde está el patriarcado en esto? Cuando veo algo que parece sexista, pregunto, ¿dónde está el heterosexismo en esto? Cuando veo algo que parece homofóbico, pregunto, ¿Dónde están los intereses de clase en esto?” (1991: p. 1189).
Por lo tanto, puedes partir de preguntarte ¿Cuáles son esas intersecciones?, ¿cómo describirlas? Una vez que te animas a hacer estas preguntas verás cómo van emergiendo nuevas aristas para el abordaje del hecho o circunstancia sobre la cual quieres informar. Ahora, vuelvo a preguntarte ¿cuál va a ser el enfoque noticioso que decidirás priorizar? Probablemente ahora elijas contar a historia de Ema, una mujer joven, lesbiana, desplazada interna, empobrecida, y de Raquel, una mujer lesbiana que vive con una discapacidad y es de un nivel socioeconómico bajo, y que ambas buscan justicia porque fueron objeto de un crimen de odio que las autoridades se negaron a identificar como tal.
Silvia TrujilloSocióloga, ejerce como comunicadora social, investigadora, columnista y docente. Es autora de Espejos rotos, una investigación de sociología periodística sobre la situación de las mujeres periodistas en Guatemala. Coordinó el Observatorio Mujer y Medios y ha sido perita en casos de libertad de expresión. Forma parte del equipo de comunicación de la publicación feminista laCuerda. |