Desde dónde miramos

Entrenarnos para ver, escuchar y comprender desde otros ámbitos es una tarea recurrente para los periodistas. Pese a esto muchas veces no somos conscientes de las deformaciones de origen que pueden tener nuestros sesgos al momento de abordar una historia. Es en este punto donde capacitaciones como las de la International Women’s Media Foundation cumplen un rol importante al ampliar el alcance de nuestras miradas. 

En lo particular como periodista guatemalteco, con poco más de diez años de ejercicio, debo reconocer que mi conocimiento sobre enfoques de género y particularidades de las poblaciones LBGTIQ son limitadas. La oportunidad de participar en la serie de talleres promovidos por la fundación me ha despertado el interés en conceptos como la interseccionalidad como una herramienta analítica para comprender las desigualdades y su aplicación en diferentes espacios.

Luego de este taller he leído más sobre las teorías de género, diversas corrientes feministas, la cobertura inclusiva y la comunicación igualitarias. En las historias que ahora me toca abordar creo estar más consciente del peso del género como un factor en los conflictos o problemas sociales que abordo. Esto, por supuesto, también lleva implícito una autoevaluación de las prácticas que llevo a cabo en mi práctica periodística. 

Lo más importante que me llevo de la serie de talleres y lecturas, sin embargo, no creo que sean solo los conceptos teóricos o las experiencias que las especialistas en las áreas de género o diversidad sexual nos compartieron, si no la formulación de preguntas que me permitan evaluar mi propio rol en el proceso de contar una historia.

¿Aporto otra perspectiva?, ¿hay factores que hacen más vulnerables a las personas retratadas por su identificación con la población LBTIQ?, ¿son representativas las personas a las que entrevisto para una publicación (no solo en su dimensión profesional, si no también étnica o de género) ?, entre otras preguntas. 

En última instancia creo que este proceso de capacitación me ha llevado a incorporar a la pregunta ¿desde dónde miro?, las variables de género e identidad sexual. La realidad es compleja y, en apariencia, cada vez más atomizada en subgrupos y comunidades. Esto hace necesario una visión de conjunto que sepa encontrar y relatar una más amplia variedad de historias que den cuenta de esa complejidad sin recurrir a los estereotipos y sin caer en la victimización. Espero contribuir en la construcción de esa visión de la realidad.