Sentada frente a la laptop escuché la siguiente frase “El cuerpo es política y la sexualidad poder”, inmediatamente captó mi total atención al no haber escuchado esto antes.
El expositor relató el concepto desde México, en una bodega que según él mismo indicó sería su oficina en un futuro, su nombre, Guillermo Osorno. Está claro que cada día hay que reaprender lo aprendido, más aún en Guatemala, un país con una sociedad machista conservadora, violenta y discriminatoria.
Los cuerpos tienen color de piel, raza, clase social, un cuerpo comunica, es pobre o es rico, el hablar de los cuerpos, es hablar de personas. Es cambiar la óptica, es entender que donde hay poder, hay resistencia.
Osorno da un panorama de abrir la mente y ampliar las narrativas, para contar historias más incluyentes. Puntualizó la importancia de identificar en qué grupos se da la desigualdad y la exclusión. Detalla que puede ser desde la religión, el estado y la casa.
Cuando hablamos de igualdad con una perspectiva de género, nos referimos a la igualdad en los derechos como personas, pero realmente solo aquel, que ha sido excluido lo entiende con mayor claridad. Lo anterior es un parafraseo de lo que explicó Osorno.
Entender que el cuerpo es política, es entender que estamos sujetos a un sistema educativo que no se habla de sexualidad, aquí voy al siguiente punto, “la sexualidad es poder”.
¿Cómo se manifiesta? Si eres hombre tendrás más posibilidades a tener un mejor salario, de ser jefe y por qué no, a ser incluso presidente. Además, hay menos posibilidades de ser violentado de forma física y sexual, de sufrir acoso, pero esto son solo ejemplos de los derechos que gozan los hombres.
Hay que aclarar, que no quiere decir, que no le suceda a un hombre o a un niño, pero sí se da en un número menor.
Tampoco quiere decir que las mujeres y la población LGTBI no tenga derechos, sí los tienen, pero cuando hablamos de una niña, una mujer, una persona indígena y una persona no binaria hay más distancia con los privilegios fundamentales como, tener una vida plena, el derecho a estudiar, a tener salud, a no ser acosada o violada.
En realidad, son derechos fundamentales e inherentes a una persona, pero lo digo así, ya que se han convertido en un privilegio según la sexualidad. En Guatemala hay más factores que influyen como la clase social y etnia a la que pertenezca, por mencionar algunas.
Durante estos meses, ha sido encontrar más fuerza para buscar la igualdad, desde el aprendizaje, ampliar los conocimientos para construir nuevas narrativas que sean más incluyentes, pero, sobre todo, que hagan un mundo más tolerante y que permita la igualdad de los derechos.