Cuando inicié el proceso de capacitación de la beca ¡Exprésate! de la IWMF creí erróneamente que estaba bien informada y capacitada sobre temas de género y comunicación. Durante los meses que duró el entrenamiento recibí mucha más información que en procesos académicos que he llevado anteriormente, y puedo decir ahora con certeza, que a pesar de la profunda y relevante información que recibí y de las interesantes reflexiones que nuestros tutores llevaron a las sesiones, apenas ahora puedo ver la punta del iceberg.
Estamos ante un tema que tiene ramificaciones de todo tipo: filosóficas, políticas, antropológicas, biológicas, económicas, culturales, etc, y todas estas ramificaciones nos atraviesan, como seres humanos pero también como periodistas. La beca me abrió a un mundo de ideas y discusiones en el que probablemente pasaré años adentrándome sin ánimos de convertirme en experta, y más bien por que creo que tode buen periodista que cubra derechos humanos, como es mi caso, debe cuestionarse constantemente sobre estas ramificaciones.
Considero que mi labor periodística no está desligada de quien soy como ser humana, de mi posición en el mundo y de la manera en la cual percibo mi entorno, por ello poder posicionarme ahora, con mayor información me permite hacer mejor periodismo, no solo con mejores fuentes, si no mucho más respetuoso con las audiencias.
Tuve también la oportunidad de colaborar becada para la realización de un reportaje sobre muertes maternas en el contexto del Covid, que realizó con compañeras mexicanas y centroamericanas. Siento que nuestro cobertura se vio sumamente enriquecida por la información recibida en el curso, y que gracias a ello el tratamiento que dimos al tema fue muy sensible, respetuoso y humano con las víctimas, y las fuentes en general.
En conclusión, tanto el reportaje realizado a través de la beca, mi cobertura periodística en general y mi propio proceso humano se han visto sumamente beneficiados por las enseñanzas de la beca ¡Exprésate! de la IWMF.