Triunfar en la vida y llegar a ser un agente de cambio para la sociedad comienza, en gran parte, en casa. Cuando la familia respeta y reconoce las diversas formas de expresión de sus hijos, despojándose de prejuicios y fundamentalismos religiosos o ideológicos y aplicando principios y valores basados en derechos humanos.
La herencia sociocultural en los procesos formativos formales y no formales nos inculca cómo debemos ser y actuar en sociedad, por lo que existe una presión social por seguir esos patrones binarios y si alguien no encaja, simplemente es rechazado y excluido en la mayoría de los espacios colectivos tanto públicos como privados.
Los periodistas no escapamos de ese formato cerrado de formación, sin embargo, se nos presentan oportunidades para recibir nuevos conocimientos que motivan a realizar cambios en la forma tradicional de escribir e informar, ya que, al incluir nuevas narrativas con enfoque de derechos humanos y basados en experiencias de éxito, se puede incidir a cambiar la forma de pensar de quienes mantienen un postura cerrada y agresiva contra cualquier persona que no es considera parte de la sociedad binaria.
Tras varias sesiones del taller que forma parte proyecto “Exprésate” de IWMF, diversos periodistas de la región hemos recibido insumos para aprender nuevas técnicas y enfoques en los trabajos periodísticos, esos aportes me sirvieron para cambiar la manera de trabajar audiovisuales de poblaciones en situación de vulnerabilidad, por ello, para la marcha del Orgullo 2022 en El Salvador, apliqué esos conocimientos para sumar al proceso de educación, orientación e información. En el recorrido de 10 kilómetros me dediqué a buscar historias de familias que acompañaban a sus hijos e hijas de la diversidad y darles la oportunidad, como padres de familia, de dirigirse a otros padres de familia que se resisten en reconocer la orientación sexual o identidad/expresión de género de sus hijos e hijas, y mostrar una lado del que poco se habla públicamente, la importancia del reconocimiento de la familia como elemento clave para que una persona de la diversidad sexual pueda desarrollarse integralmente y convertirse en un agente de cambio para la sociedad. Otro elemento que incluyó el trabajo fue el reto para prevenir la violencia religiosa y espiritual hacia la población de la diversidad sexual.
El producto final fue retomado para varias organizaciones de derechos humanos de la población LGBTIQ+ en El Salvador y significó para mí una satisfacción profesional y personal al ver cómo podemos incidir positivamente en la sociedad para romper con el estigma, prejuicios y fundamentalismos para apostar a construir una sociedad justa y respetuosa de las diferencias, porque al final estamos hablando de seres humanos, por tanto, somos sujetos de derecho y debemos apostar hacia el respeto y la inclusión.