Escuchar, sentir y escribir para aportar a una sociedad incluyente

Estoy convencida que, para contar una historia, además de escucharla y escribirla, hay que sentirla, de lo contrario no trasciende y está condenada al olvido, en el peor de los casos a ser una nota más del periodismo tradicional en Honduras; maquinaria generadora de una sociedad racista, capitalista y heteropatriarcal. 

Aunque llevo casi 16 años contando historias, especialmente de mujeres vulneradas en sus territorios, hoy más que nunca me reconozco como una periodista en proceso de desaprender y aprender para poder dar un mejor servicio, como un acto político en la construcción de un país donde se garanticen los derechos más fundamentales de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+. 

Mi país se ubica como uno de los países con mayores índices de extrema pobreza y desigualdad de América Latina. Desde el Golpe de Estado de 2009, se amplío la brecha de desigualdades provocando mayor violencia hacia las mujeres, niñas y personas LGBTIQ+ en todos los espacios.

Si bien hemos entrado en una nueva etapa política con el gobierno de la primera mujer presidenta, Xiomara Castro, el Estado está muy lejos de generar capacidades para asegurar el acceso a los derechos más fundamentales de la ciudadanía, especialmente de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+. 

El sistema educativo y de salud siguen siendo precarios, segmentados, descoordinados y excluyentes en términos de género, etnicidad y zonas geográficas. 

Cuando escuché a mis colegas hablar de la iniciativa ¡Exprésate! de la Fundación Internacional de las Mujeres en los Medios IWMF, vi la oportunidad de obtener más herramientas periodísticas que me permitan abordar la noticia y las historias desde la reivindicación de derechos, especialmente en esta nueva coyuntura política.  

En cada clase, desde lo testimonial hasta lo académico, obtuve elementos que me permitieron cuestionarme y reflexionar acerca de mi trabajo, y sobre el tipo de periodismo que necesita el país; uno que sea responsable, ético y humano, que nos permita sentir para aportar a una sociedad incluyente con justicia social y dignidad. 

Foto – Lesly Banegas Frazier