Falta tanto por contar

En la última década, mucho se ha hablado sobre la masculinización del periodismo, sobre la falta de relatos que hablen de realidades incómodas a la mirada patriarcal y los sesgos de género irradiados dentro de las redacciones que se filtran a las historias que contamos.

Manuales, capacitaciones, medios y hasta premios especiales a trabajos en los que se aplique la perspectiva de género han proliferado en este tiempo.

Hablar de periodismo con enfoque de género, diversidad sexual e, incluso, feminista, ya no es tan extraño.

Pero, con todo y eso, reflexionar en colectivo y aprender herramientas para hacer ese periodismo sigue siendo crucial.

Foto: Efraín Tzuc

El programa «Periodismo Más Incluyente» de la International Women’s Media Foundation (IWMF) ha sido una gran oportunidad para refrendar que sigue siendo indispensable mirar cómo los grandes problemas sociales como la pobreza, la salud, la injusticia o la violencia se instalan en la vida de mujeres, personas no binarias y personas LGBTI+ de manera diferenciada a como les ocurre a los hombres cisgénero y heterosexuales.

También que existen cambios, permanencias y reconfiguraciones sobre a quiénes afectan estos problemas y cómo. Por ejemplo, a la par que en varios estados de México el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo ya es una conquista de los movimientos LGBTI+, también se han recrudecido los crímenes de odio; mientras que se ha legislado en gran parte del país el derecho a la rectificación de la identidad en documentos oficiales para las personas trans, grupos religiosos o de un feminismo transexcluyente han irrumpido en las esferas públicas –digitales y no– cuestionando la identidad de las personas trans y la legitimidad de sus demandas.

El programa ha facilitado el rebote constante de reflexiones que van lentamente germinando como nuevas ideas para trabajos periodísticos que podríamos realizar y cómo hacer que estos importen a las y los lectores para que generan cambios que abonen a sociedades más igualitarias.

Además, compartir el espacio con otras y otros periodistas de México, Guatemala, El Salvador y Honduras, que tienen la misma inquietud de formarse en temas de derechos de las mujeres y personas LGBTI+ no solo ha enriquecido las discusiones, sino que abre la puerta a colaboraciones que podrían hacer más interesantes y profundos nuestros trabajos periodísticos.