El 2020 fue un año agotador y retador, pero trajo mucho aprendizaje para mi profesión, al aplicar a esta beca, pensé en abrir mi pensamiento a las nuevas experiencias y narrativas del periodismo, pero sobrepasó mi expectativa.
Soy de Quetzaltenango, Guatemala, un departamento conservador y la población en su mayoría es religiosa y este mismo sistema ha dejado en evidencia que hay muchos temas sin salir a la luz y los medios de comunicación han replicado esta forma de hacer periodismo, siempre conservador. Esta beca me dejó muchos aprendizajes, los cuales aportarán al desarrollo de las historias contadas desde mi plataforma.
Fueron varios temas los que me ayudaron a deconstruir mi pensamiento y perspectivas, uno de ellos fue el de Marcela Turati, de México, quien abordó el tratamiento que se da al hablar con víctimas de cualquier de violencia, principalmente mujeres, pude reflejarme en un espejo al identificar los errores que estuve cometiendo durante mi corta carrera, pero que han sido de aprendizaje.
Marcela Turati mostró una manera de dignificar a las personas a quienes entrevistamos, pero también me captó toda la atención la forma en que ella ha pasado por procesos de cansancio, estrés, decepción y saturación por el trabajo que ha desempeñado y me demostró que se puede sentir, no por ser reporteras somos de hierro, entonces la necesidad de cerrar ciclos y hacer rituales para descargarte ante la dificultad que a veces provoca este oficio.
La pandemia entonces ha colaborado a que podamos alcanzar cosas que quizá en un año normal, no habríamos logrado, como este proceso de formación, que me acortó la distancia a muchos panelistas, formas de pensar y perspectivas para mejorar el trabajo que hago a diario y el futuro que espero sea mucho mejor.