Antes de entrar al mundo del periodismo prestaba poca atención a cómo se contaban las historias y la importancia que tiene, no simplemente contarlas, sino el enfoque con que se cuentan.
Algo que sí veía constantemente es cómo nos representan visualmente. Constantemente se ven imágenes de mujeres en un rol de víctimas o de cuidadoras o erotizadas. Siempre ese rol estereotipado, pero hay mucho más que no se ve, que no se representa, que no nos representa.
El taller me recordó que estas imágenes que nos personifican solo de una forma, hace invisible todo lo demás que somos, todo lo que vivimos. Aún tenemos el reto de romper con prejuicios y estereotipos. Desde mi rol como diseñadora puedo dar una mirada distinta, buscar representar las nuevas historias que se cuentan con la diversidad que somos, mostrar a las personas que nos cuentan sus historias como ellas son y cómo quieren ser mostradas.
La forma en que las mujeres y las personas LGBTIQ+ somos representadas en los medios puede hacer una gran diferencia en lo que la sociedad piensa y aprende sobre nosotres. Si desde los medios empezamos a cuestionar estos estigmas es muy probable que nuestras audiencias también lo hagan y desde allí se puede generar un cambio grande en las imágenes que veremos después reflejadas en nuestro entorno.