Hacer periodismo requiere de un constante aprendizaje, desde nuevas formas de redactar, locutar o grabar, hasta proponer nuevos temas apegados a las nuevas realidades de las personas, esta profesión demanda ser experto en casi todo o al menos intentar volverse un experto para contar la verdad de la sociedad. Sin embargo, hay una verdad que para las mujeres y poblaciones LGBT+ nunca ha sido contada.
Vivimos en un mundo donde gracias a las luchas sociales se ha avanzado significativamente en materia de derechos humanos, no obstante, existe aún, mucho que hacer, en los medios hasta hace relativamente poco se han visto señales de interés por temas de mujeres o población LGBT+, siguen existiendo crímenes de odio sigue existiendo el racismo y discriminación, y siguen habiendo prejuicios impregnados en las raíces más profundas de la sociedad, por ello la labor periodística debe tomar la fuerza y el valor necesario para romper con esas ideas equivocas que desde pequeños aprendemos.
Lxs periodistas somos humanos, no nacemos sabiéndolo todo, ni siquiera después de un título, y como individuos que son parte de la sociedad también tenemos prejuicios, también tenemos dudas, también debemos aprender y desaprender prácticas dañinas para otras personas o grupos de personas, es nuestra responsabilidad ya que somos quienes tienen el megáfono, quienes reflejan la voz de la gente en un papel, una pantalla o un audio.
El curso de periodismo más incluyente me ha demostrado que uno de los pilares fundamentales para todo comunicador siempre es la interseccionalidad, no vivimos en un mundo plano, blanco y negro, cada parte de la sociedad es diversa, y le atañen problemas de diferente forma, por ello dentro del periodismo no podemos medir todo con la misma vara.
El reto está en aprender sobre conceptos adecuados para realizar un periodismo que no dañe, que no sea una herramienta del patriarcado, que no revictimice, pero al mismo tiempo en desaprender esas ideas que ya dábamos por sentadas, por definitivas, el ejemplo más claro es la lengua, la forma de escribir, a pesar de que en las instituciones educativas nos enseñan la forma “adecuada” de comunicarnos, es importante recordar que incluso el lenguaje ha sido víctima del heteropatriarcado. La lengua la hacen lxs hablantes, y como periodistas debemos tener más que claro esta verdad.
Es difícil romper con ideas y normas ya establecidas, sin embargo, cambiando nuestra forma de escribir o hablar, estando abiertxs a la crítica y con el oído muy atento, podremos realizar un periodismo que escuche y refleje las necesidades de las personas y alzar las voces de grupos históricamente invisibilizados.