En el último día de reporteo en Medellín, Natalia Botero, fotoperiodista y profesora en la Universidad de Antioquia, reconocida como la fotógrafa de los desaparecidos en el conflicto del país, y yo hablamos sobre la importancia del trabajo de IWMF. “Es un programa que ayuda a que recuperamos la dignidad como periodistas,” me dijo, mientras nos preparábamos para nuestra última entrevista en un barrio en la ladera de la montaña de Medellín. Gracias a Natalia, y otras periodistas locales y su increíble trabajo como fixers, las becarias pudimos navegar y avanzar nuestros proyectos. Obtuvimos acceso a comunidades que ellas conocen bien, a través de relaciones basadas en compenetración y confianza. Hablamos de la importancia de ésto en el periodismo y como ésto también fue la base de la relación entre nuestro equipo en Medellín.

Nos apoyamos pero también fuimos apoyadas de una manera que nos ayuda recuperar la dignidad dentro de nuestra industria. Natalia lo señaló bien: transporte seguro y comida regular son condiciones dignas y importantes. Apoyarse mutuamente y tener a expertas dispuestas a compartir conocimiento, es celebrar la dignidad de las periodistas. Aprender la defensa personal y digital. Estar en una comunidad que celebra tus logros y crecer a través de la colaboración.

Este viaje me ayudó a entender que si bien a la industria le es difícil proveer condiciones laborales dignas a mujeres periodistas independientes no quiere decir que no merecemos tales condiciones y apoyo. Natalia, periodista que ha estado al centro del reportaje sobre el conflicto armado en Colombia, me lo ayudó a reconocerlo. Gracias a periodistas como ella y al IWMF, reconozco que el trabajo de las mujeres periodistas es digno y algo que debe estar al alcance de todas las mujeres periodistas.