Llegamos a Tapachula un viernes muy temprano. Habíamos estado comunicándonos con las periodistas locales que nos iban a ayudar durante el viaje —Encarni Peinado, Ángeles Mariscal y Mariana Morales— y fueron ellas, junto con los conductores, quienes nos recibieron.
Un objetivo importante para nuestra historia era encontrar niñas, niños y adolescentes migrantes que estuvieran viajando sin acompañamiento mientras estuviéramos en Tapachula. Cuando llegamos, las periodistas nos dijeron que la situación con los migrantes había cambiado mucho en los últimos días. Que ya no era como lo que se veía en las imágenes de hace unos meses: personas viviendo en carpas, aglomeradas a las afueras de la Estación Migratoria Siglo XIX. Entonces, teníamos que adaptarnos y contar la historia que estaba frente a nosotras, y no la que habíamos planificado meses atrás.
Aunque recibir esta información al inicio parecería que nos complicaría las cosas, en realidad terminó haciendo más fácil el reporteo.
Salimos al siguiente día con Ángeles a buscar entrevistas afuera de la Estación Migratoria Siglo XIX, pero, como nos habían dicho, ya no había nadie ahí. Pero, eso fue solo el primer paso, de ahí fuimos a plaza Hidalgo en el centro de Tapachula. Igual, había muchos menos migrantes de los que habíamos imaginado, pero logramos hacer contacto con un par de adolescentes que estaban viajando solos. Los siguientes días los pasamos siguiendo pistas, tratando de encontrar dónde estaban esos niños y adolescentes que, según datos del DIF de Chiapas, seguían llegando pero que, debido al cambio de políticas del gobierno mexicano, habían tenido también que cambiar sus rutas y comportamiento. En ese proceso, la ayuda de las periodistas locales fue invaluable. Nosotras conseguíamos información y conversábamos con ellas. Y con su experiencia y conocimiento del lugar, podíamos decidir qué era lo más viable y provechoso de hacer con el poco tiempo que teníamos. Al final, la experiencia fue una verdadera colaboración.
– Victoria Estrada