Durante varios meses estuvimos cada sábado en cursos intensivos de género, para poder abordar temáticas como el tratamiento de las noticias de violencia contra la mujer hasta el uso de términos correctos para hablar sobre las personas LGTBIQ+. Cada sábado fue de aprendizaje y de nuevas cosas que podía aplicar para mi trabajo.
Algo me sorprendió del curso, y fue cuando una de las ponentes dijo que los tiempos para tener un equipo o periodistas que hablan exclusivamente de género había quedado atrás. Ahora todos los periodistas, sin excepción alguna, debían saber abordar los temas con empatía y respeto por las víctimas y sobrevivientes.
Incluso los colegas que no cubrimos temas como homicidios, feminicidios o crímenes de odio lo necesitamos. Por ejemplo, para los que cubrimos política nos salva de los típicos comentarios misóginos como “la esposa de”, “la hija de”, en vez de su nombre y lo que realiza. Incluso nos ayuda a ver que en ocasiones tenemos un trato diferente para con los funcionarios hombres y mujeres. Algo que me llegue a cuestionar durante el curso y que veo tangiblemente en los medios de comunicación, incluso en los más grandes.
Un ejemplo de ello es la forma en la que Fernando del Rincón cuestionó a la diputada Ligia Hernandez y no le dejo hablar. Me cuestionaba la forma en cómo se impuso ante ella y no la dejó hablar.
Creo que, en un escenario similar, con Alejandro Giammattei, no se habría hecho. Así que incluso la forma en la que pregunto y abordo los temas, ha cambiado, porque soy consciente de estos errores
Todos los periodistas deben tener conocimiento general y ya no es necesario tener una maestría en género, solo cuestionarse más sobre lo que creemos que sabemos y sobre cómo escribimos o comunicamos un hecho. Es por esto que el curso es tan importante para los periodistas, porque aprendemos a dudar de nuestras percepciones y nos ayuda a ver los errores que cometemos
El abordaje de la víctima
Creo que lo más valioso que aprendí durante el curso fue el abordaje a la víctima. Mientras estabamos en este módulo recordé de un caso de asesinato a una niña de 10 años que cubrí años antes. Mientras escuchaba lo que decía Marcela Turati, me arrepentía tanto, y me cuestionaba cómo pude haber hecho esa entrevista: más humana, menos re victimizante.
No creo que mi cobertura de hace años haya sido mala, simplemente creo que con las nuevas formas de abordaje pudo haber sido más respetuosa. Así que la oportunidad de aplicarlo se dio a través de la beca de financiación de historias de la International Women’s Media Foundation (IWMF).
Para el reportaje entrevistamos a menores que fueron víctimas de violaciones sexuales. Preparé de mejor manera mi cuestionario, con mucho más tiempo, me acerque a gente que sabe sobre el tema para el uso de términos correctos e incluso para escribir tuvo mucho más cuidado y consulte fuentes académicas.
Creo que en el curso aprendí varias cosas más, pero esta me deja especialmente marcada, porque un trato con dignidad hacia las fuentes es un paso primordial, desde mi punto de vista, para un periodismo más humano.