Sábados llenos de nuevos aprendizajes.
Así describiría el curso de “Periodismo + Incluyente” que recibimos junto con alrededor de 20 colegas periodistas de Guatemala. Fue un curso bastante enriquecedor que me permitió ver errores que cometí en el pasado y cosas que puedo cambiar en mi forma de hacer periodismo para el futuro. Los 10 cursos dejaron una huella en mí y mi forma de escribir por ejemplo con el curso de Silvia Trujillo. Otros me aclararon términos que no eran fáciles de distinguir sobre temas LGTBI+ (ni aún lo son, pero me sirve de guía) de Daniel Villatoro o los de seguridad personal de Jeff Belzil.
Pero el que me dejó reflexionando por mucho tiempo, fue el de la periodista mexicana, Marcela Turati. Luego de la charla regresé a ver algunas notas que he hecho, ciertas entrevistas y un poco sobre el camino que he recorrido haciendo historias humanas. Ella durante su intervención explicó la necesidad de empatizar con la víctima, sus familiares y el entorno en general. Me dejó pensando en cuánto las preguntas impactan y revictimizan a las personas.
En un momento de la charla contó una experiencia, donde se acercó a las familias de los estudiantes desaparecidos. La primera reacción de ellos fue estar enojados con la prensa, tanto que no le querían hablar. Me di cuenta de que la labor periodística está bastante desgastada por reporteros que no se detienen a pensar cómo su trabajo afecta sus vidas. Una pregunta puede abrir una herida y una palabra mal colocada en el texto marcarlos de por vida.
Me gustó que luego de la anécdota dijera que por esto es importante pegarnos a los psicólogos, aprender de ellos, consultarles frecuentemente el cómo le preguntarían algo a sus pacientes. Me pareció bastante interesante porque nunca me había acercado con una psicóloga para saber cómo abordar a una sobreviviente y fue un consejo que seguí para mi siguiente reportaje y hay mucho que aprenderles.
Creo que es una herramienta valiosísima que me dejó el curso y de la cual no me voy a desprender.