Hoy puedo decir que soy más fuerte que ayer. Esta beca me dejó grandes lecciones, y no hablo solo de las que recibimos cada sábado en los últimos meses, hablo también de esos conocimientos que nos deben inspirar en la búsqueda de un mundo mejor y más igual.
Cambiemos la mirada fue una de las frases del primer día del curso que hasta hoy no deja de resonar en mi cabeza. Y es que somos y actuamos de la forma en que entendemos al mundo.
Crecimos en entornos que nos impusieron roles, crearon estereotipos, alimentaron prejuicios y nos enseñaron que algo fuera de lo “normal”, simplemente no existe. Identificarlo y ser conscientes de eso para cambiar narrativas ha sido un reto y un aprendizaje constante desde el primer día de ¡Exprésate!
Crecí en un entorno de violencia con las condiciones dadas para ser parte de la estadística de niñas y adolescentes embarazadas a una corta edad. Eso no es normal, como tampoco lo es intentar creer que todos crecimos en una familia construida por mamá y papá como nos quiere hacer ver cada día ciertos grupos que luego no lo aplican en su vida.
Recuerdo que de niña dibujaba a mamá y a papá, una casa a la orilla del mar con un árbol a un costado y el sol saliendo entre dos montañas. Pero en la vida real no existía la casa, el árbol y tampoco vivía frente al mar. Mi composición de familia también era totalmente diferente a la realidad.
Durante la beca también aprendí a identificar y erradicar las distintas formas de violencia en los medios de comunicación y las redes sociales. Invisibilizar o criticar en función de la orientación sexual, características, o por el hecho de ser mujer, solo alimenta imaginarios sociales y viola otros derechos.
Cambiar la mirada no ha sido un trabajo que he puesto en práctica exclusivamente en mí, también lo hago y lo trabajo constantemente con mi mamá, mi pareja, mis amigos y mi entorno.
Puedo decir que durante estas semanas pude cambiar esa mirada, lo que me ha ayudado a asumir la responsabilidad como persona y periodista para seguir trabajando y visibilizar a todas las personas que convivimos en la sociedad. Es momento de romper estereotipos y dejar a un lado las etiquetas. Y por encima de todo, es momento de señalar a los que violentan derechos. Si algo nos ha enseñado esta pandemia, es que cuidarnos es trabajo de todas y todos.